sábado, 5 de enero de 2013

36. Unbelievable

Maratón PT. 3

Zoé's POV

- No puedo creerlo, es simplemente... Increíble. - Dijo Sam detrás de mí en lo que me terminaba de arreglar, pero en ese instante entro una llamada en su teléfono.
- ¿Si? (...) ¿Quién la busca? (...) Oh... Enseguida lo comunico (...) Si. - Volteo a verme con el semblante lleno de preguntas, después se acercó a mí con el teléfono entre las manos. - Te habla Dougie Lee Poynter. - Dijo con una ceja enarcada.
- Tú no me querías creer inclusive después de tener toda una noche para hacerlo. - Me hundí de hombros y tome el teléfono.
- Sigo un poco escéptica.
- No lo estarás después de hoy. - Coloque la bocina en mi oído después de que Sam fue a la cocina. - ¿Hola?
- ¿Zoé? ¿Estás bien? ¿Dónde estás? - Había un notable tono de preocupación en su voz.
- Estoy bien Doug, me quede con Sam. Estaré ahí en un rato más.

Dougie's POV

Me puse tenso a la sola pronunciación de ese nombre, Sam, el chico con el que ella había estado tan empalagosa por teléfono durante estos tres meses
- ¡Podrán conocerse! - Dijo ella emocionada soltando una risa de por medio. - Nos veremos para almorzar ¿Vale?
- Por supuesto ¿Dónde nos encontramos?
- En el lobby del hotel a mediodía.
- Perfecto, le diré a los chicos.
- Vale, nos vemos... - Se quedó callada unos segundos y estuve a punto de colgar pero me detuvo. - Uhmm… ¿Dougie?
- ¿Dime?
- Yo… uhmm… - Soltó un suspiro. - Nada, nos vemos al rato. - Corto la llamada antes de poder decirle nada. Me quede con la mirada fija en la bocina del teléfono mientras Tom aparecía detrás de mí.
- ¿Cómo está? - Pregunto mientras arreglaba su cabello.
- Esta con el dichoso Sam.
- No crees que si tuviera algo con el ¿Tu ya lo sabrías?
- No supe que ella tenía un novio. - Dije refiriéndome a aquel bastardo que la había lastimado.
- Y ella tampoco supo que tú tenías una.
- Golpe bajo, Fletcher. - Comenzamos a jugar con golpes un tanto afeminados, Danny y Harry entraron a la habitación y rieron por lo bajo, Tom y yo nos detuvimos mientras yo aclaraba mi garganta. - Por cierto, Zoé vendrá a mediodía e iremos a almorzar con ella.
- ¿Y con el tal Sam? - Pregunto Harry después de cruzar un mirada cómplice con Danny, solo me hundí de hombros mientras me echaba un último vistazo en el espejo.
- Pues, faltan diez minutos para que sea medio día, será mejor que bajemos al lobby de una vez. - Indico Tom e hicimos lo que dijo. Cuando llegamos nos encontramos con que el lobby estaba repleto de personas con carteles que mostraban que eran nuestras fans.
- Aquí vamos. - Dijo Danny con una sonrisa mientras bajábamos los últimos escalones.

Zoé's POV

Le devolví el teléfono a Sam y ella comenzó a examinarme.
- ¿Por qué Dougie Lee Poynter llamo a mi casa buscándote? - Enarco una ceja en mi dirección y yo solo solté una risita nerviosa.
- Ellos no sabían qué iba a venir aquí, así que les deje un recado en recepción con el número de tu casa.
- Oh…
- Iré a almorzar con los chicos y les mostrare un poco el lugar antes de que el concierto inicie.
- Es como si los conocieras de siempre.
- Como tú, ellos son mi familia. - «Con una excepción» - ¿Vienes con nosotros? - Le pregunte cuando termine de calzarme los mismos vans que use ayer.
- ¿No te causara problemas?
- No creo.
- Seguro. - Ambas sonreímos. - Almorzar con McFLY, jamás creí que diría eso.
- ¿Ahora me crees?
- No completamente pero si en un diez por ciento más. - Me puse de pie y me di un último vistazo al espejo, el cambio de ropa que cogí de la maleta consistía de unos jeans, una blusa de manga tres cuartos con cuello en forma de “V” color azul eléctrico y encima un chaleco negro. Alborote un poco mi cabello y me aplique mi usual delineado cuando me vino a la mente una idea que se mostró en forma de chasquido.
- Oh, y de una vez te doy la llave del departamento.
- Quería hablarte de eso. - Dijo con un pequeño tono preocupado. -  ¿Estas segura de eso? ¿No seré una molestia para ti?
- Dios, Sam, por supuesto que no, te lo dije ayer. El departamento es muy amplio, yo vivo sola y tengo una habitación completa con baño y todo que nadie ha usado así que no hay ningún problema.
- Gracias. - Ese agradecimiento cubría más que esto, nos abrazamos por unos segundos y por alguna razón unas lágrimas resbalaron por nuestras mejillas. - Agh, somos unas lloronas. - Ambas reímos nuevamente.
- Anda, vamos. - Dije después de quitar las pequeñas gotitas en mis mejillas y revisar que el delineador no se hubiera barrido. Salimos de la casa de Sam y nos montamos en su auto, tendríamos suerte si llegábamos a tiempo al hotel pues otra cosa que le daba fama a esta ciudad era el tráfico aunque nos encontráramos relativamente cerca de ellos.
- Tendré que vender este auto. - Dijo ella al cabo de unos minutos en la calle, hice un puchero mientras sentía el sol acariciar mi piel aprovechando que el techo del auto no estaba colocado.
- Mí amado Blu no.
- No queda de otra. - Solté unos cuantos quejidos en señal de protesta.
- Y tendrás que aprender a manejar del lado derecho - Hubo un pequeño silencio.
- Lo sé.
- Pero no te preocupes, le pediré a mi tío que te enseñe.
- Excelente. - Me regalo una sonrisa sin despegar su vista de la calle.
Llegamos al hotel unos minutos tarde por un embotellamiento que hubo a unos cuantos kilómetros de aquí y con lo primero que nos topamos fue con una horda de fans que traían carteles y aclamaban a los chicos con gritos y cantos lo cual a mí me lleno de entusiasmo pues hace algunos años nosotras éramos así.
- ¿Recuerdas? - Dijo Sam con un susurro, pensó lo mismo que yo. Asentí un par de veces y logre atisbar a los chicos en medio de todas, uno posando con una fan, otro firmando algún objeto y otros dos riendo y platicando con quienes los rodeaban hasta que la familiar voz de Tommy Jay les pidió que se retirarán, esta petición recibió varía abucheos pero al fin tuvo que ser llevada a cabo. Sam y yo nos pegamos a una de las paredes pues estábamos en medio de la entrada por la que ahora salían todos esos fans. Capte a una chica mirándome fijamente con una expresión extraña, como si tratara de reconocer quien soy hasta que su rostro cambió de faceta y sin alguna señal de duda se acercó al lugar donde yo estaba.
- Disculpa. - Dijo con una dulce voz, no le calculaba más de catorce años. - ¿Tu eres Zoé Miller? - Me extraño que reconociera mi nombre.
- Sí ¿Por? - Respondí más en un tono de pregunta que de afirmación.
- Oh, mi hermano iba contigo en la universidad ¿Recuerdas a Ricardo? - Hice memoria y su rostro apareció en segundos en mi cabeza, un chico alto de constitución delgada con el cabello corto y desarreglado, un par de lentes con montadura rectangular que enmarcaban sus extraños ojos color aceituna, tenía una perforación en el labio donde ponía un arillo metálico. Él era un buen amigo, varias veces nos ponían en el mismo equipo de trabajo y Sam y yo solíamos salir con él y otros más al cine, inclusive fue a una de las presentaciones que ofrecimos mi hermano y yo con Vitale Legionis.
- Claro que sí, no te veía desde que eras una pequeña de cuatro años. - Ricardo fue en secundaria con nosotras, en primer año fuimos a su casa por un trabajo de equipo y vimos a su pequeña hermana, esto fue hace diez años. - Pero en fin ¿Qué haces aquí?
- Logre convencer a mi madre de que me trajera al concierto de McFly, soy una gran fan de ellos. Al principio no quiso con el pretexto de que vivíamos lejos y sería mucho gasto y bla, bla, pero al final acepto.
- ¿Vivir lejos? - Pregunto Sam segundos antes de que yo lo hiciera. - ¿Se mudaron o algo por el estilo?
- Si, ahora vivíamos en Quintana Roo.
- Eso es genial ¿En qué parte?
- En Cancún, mis padres pusieron un pequeño pero acogedor hotel ahí, nos va bien.
- Me alegra escuchar eso, y tú hermano ¿Vino con ustedes? - Pregunte fijando mi vista en el exterior para ver si podía encontrarlo.
- No pudo venir por el trabajo. - Sam y yo asentimos al mismo tiempo. - En fin, me tengo que ir pero si van allá llámenme a mi celular o al de mi hermano. - Garabateo dos números en un pedazo de papel que nos entregó.
- De hecho, estaremos unos cuantos días allí, les llamaremos para que salgamos un día o algo por el estilo ¿Te parece?
- ¿¡Enserio!? ¿¡Con ellos!? - Señalo a los chicos entusiasmadamente.
- Veré lo que puedo hacer. - Le guiñe el ojo y me hundí de hombros mientras ella daba un pequeño brinquito lleno de emoción.
- Genial. - Lanzo una mirada a donde estaban los chicos y nosotras hicimos lo mismo, note a Dougie viendo en nuestra dirección, en mi dirección. Nuestras miradas se cruzaron por unos segundos y él me regalo una sonrisa, oí que alguien carraspeo su garganta. Voltee en dirección de aquella persona después de haber visto como Dougie se movía con la intención de acercarse a donde estábamos, quien carraspeo su garganta fue Ana, la hermana pequeña de Ricardo.
- Así que... - Vi como hacia señas extrañas apuntando a Dougie y a mí en intervalos mientras levantaba una y otra vez las cejas con una sonrisa pícara.
- ¿Qué? - Pregunte al no captar muy bien a que se refería, note que la distancia entre Dougie y nosotras era cada vez menor gracias a su avanzar.
- Si, tú y él... Bueno... - Hizo más señas y capte su mensaje.
- Oh, no, no, no, no, no, no.
- Ajá. - Dijo sarcásticamente.
- Enserio, no hay nada.
- ¿Nada de nada? - Hizo más señas confundidas cuando él estaba a dos pasos.
- No y será mejor que te detengas.
- ¿De hacer qué? - La voz de Dougie se infiltró en nuestra conversación pero nadie respondió su pregunta pues Ana, la pequeña hermana de Ricardo, se quedó muda.
- Nos vemos. - Se despidió de nosotras con un gesto de la mano y se marchó precipitadamente antes de que cualquiera de nosotros pudiera decir algo. Ahora el lobby se encontraba completamente vacío a excepción de nosotros siete.
- Okay. - Dijo Sam confundida.
- Oh, Dougie, déjame presentarte a Sam. Sam, él es Dougie.

Dougie’s POV

- ¿Qué? - Justo en ese instante los chicos se acercaron a nosotros y pude escuchar como Danny aguantaba una risa.
- Uhmm, si, ella es Sam, te he hablado de ella. - Entonces la risa de Daniel exploto junto con la de Harry y Tom, ellos ya sabían y sabían que moría de celos y no fueron ni siquiera para decirme que ese tal Sam que yo odiaba tanto era un “ella” ¡”Ella”!
- Mucho gusto. - Estreche su mano y después de que Tom hiciera lo mismo lo hale de su camisa para poder hablar con él.
- ¿Me puedes decir por qué demonios no me dijiste que Sam era mujer?
- Porqué me divertí con solo imaginarme este momento.
- Eres cruel.
- ¿Yo cruel? Tú eres el que no hace absolutamente nada.
- ¡Por que no puedo hacerlo! - Dije en un susurro exasperado.
- Esas solo son excusas, sabes perfectamente bien que podrían esconderlo. - Esas palabras me golpearon crudamente.
- ¿Cómo no se me ocurrió antes?
- Por qué eres un tarado, ahora ¿Me puedes soltar? Estas tomando un poco de mi piel contigo. - Lo solté inmediatamente.
- Lo siento.
- No pasa nada. - Soltamos unas risas y nos acercamos con las chicas pero Tom y yo notamos algo muy peculiar en la mirada que tenía Danny pues, a pesar de que hubiera mucha luz inundando el lobby, sus pupilas se encontraban dilatas y, según algo que Tom nos había dicho hace algún tiempo, cuando eso pasa es porque la persona que estás viendo es la que te gusta y ¿A quién veía Danny? A Sam, la mejor amiga de Zoé.
- Enseguida regreso, tengo que tomar algo de mi habitación. - Dijo Zoé para después marcharse, la observe durante todo el camino hasta que llego a las escaleras.
- Olvide mi celular en la habitación, no tardo. - Sam me lanzo una mirada intrigada y después sonrió sin motivo aparente. Deje a los chicos y no me desvié a mi habitación, toque la puerta de la suya, la de la habitación 104.

Zoé’s POV

Alguien toco a mi puerta justo cuando buscaba las llaves de mi departamento. Abrí la puerta mientras intentaba recordar donde estaban las llaves pero al abrirla tuve que forzarme a recordar que estaba haciendo.
- Hola. - Salude un tanto confundida.
- ¿Qué haces?
- Uhmm… - Cerré los ojos y sacudí un poco mi cabeza, esto ya había pasado antes. - Busco la llave de mi departamento, Sam se mudara contigo y la necesitara para entrar.
- Oh ¿Quieres que te ayude? ­- Estuve a punto de acceder pero recordé que toda, TODA mi ropa se encontraba fuera de mi maleta y completamente regada por la habitación.
- No te preocupes, sé que estoy a punto de encontrarla. No tardare mucho, lo prometo. - Estuve a punto de darme media vuelta para entrar nuevamente a la habitación pero él me detuvo por la muñeca.
- No creo estar dispuesto a esperar más. - Sabía que no se refería precisamente al tiempo que tardara encontrar la llave.
- Solo un poco más.
- No quiero. - Entonces me halo hacía él y choque de bruces contra su pecho, el aprovecho esto y me besó.
En la comisura de los labios.
- Apresúrate. - Susurro a solo milímetros de mi rostro, asentí frenéticamente y el soltó mi muñeca. Entre rápidamente a la habitación y, con la cabeza en las nubes, abrí el bolsillo delantero de la mochila donde estaban mis cámaras y justamente ahí se encontraban las llaves. Esto era una especie de señal o algo.
Tome mi cámara fotográfica y junto con sus memorias, le coloque la memoria que usaba para fotografías ajenas al trabajo y se la coloque, después tome nuevamente mi bolso y a empujones metí toda la ropa en la maleta la cual, obviamente, no cerro. Salí de la habitación y ahí estaba él esperándome.
- Listo. ­- Él asintió y, mientras caminábamos, rodeo mi cintura con su brazo derecho. Me ruborice e intente cambiar mi vista de dirección, a cualquiera en la que él no estuviera. Bajamos las escaleras y él en ningún momento me soltó, ni siquiera cuando estuvimos con los chicos, los cuales no mencionaron nada. - Vayamos a almorzar algo. - Dije y todos aceptaron. - Aquí están las llaves, Sam. - Las estire hacia ella y cuando las tomo fue junto con mi muñeca halándome hacia ella haciendo que camináramos juntas.
- Que casualidad que justo cuando tienes que ir a tu habitación Dougie recuerda que olvido su celular en la suya ¿Me puedes explicar que rayos significa eso? - ­Hablábamos entre susurros y parecía que los chicos no nos escuchaba aunque solo se encontraran a tres pasos de distancia.
- Parece que omití un insignificante detallito ayer.
- ¿Qué “insignificante” detalle es ese? - Con una sola mano marco las comillas pues la otra se encontraba aferrada a mi brazo.
- Uhmm… verás, a mí me gusta Dougie.
- Si, eso ya lo sabía.
- Bueno, yo le gusto a él.
- ¡¿Qué?! - Se detuvo en seco en medio crucero y en el preciso momento en el que el semáforo se puso en verde, la hale del brazo para cruzar lo que nos faltaba corriendo mientras los chicos se quedaban al otro lado de la acera mientras los autos pasaban velozmente.
- Sam, eso fue peligroso.
- ¿Enserio le gustas a él? ¿Cómo lo sabes?
- Pues, él me lo dijo.
- ¿Cuándo?
- Cuando el tour inicio.
- Oh, mi dios ¿Y ustedes ya son…
- No y, ya, para de hablar que ahí vienen.
- ¿Cómo es eso posible?
- La vida, el destino, como quieras pero ya, basta. - Los chicos estaban a dos pasos de nosotras y note el intento de Sam de decir algo mas pero cubrí su boca. - Te contare absolutamente todo en su tiempo pero ahora detente ¿Okay? - Sam asintió contra mi mano y después la lamio, los chicos se unieron a nosotros mientras soltaba varios quejidos. - Ugh, odio que hagas eso. - Ella se hundió de hombros “inocentemente” y libre de culpa.
- ¿Por qué te detuviste tan repentinamente? Fue peligroso. - Dijo Danny con un tono de voz preocupado mientras Sam se hundía de hombros nuevamente.
- Lo lamento, recibí noticias impactantes. - Golpee su brazo sin que lo notaran. -­ Ugh ¿Qué se les apetece almorzar? - Cambiando de tema, los chicos no supieron exactamente que responder así que Sam nos guio pues yo realmente no conocía la Alameda Central tan bien como ella.
Tome varias fotos de los chicos en los monumentos y fuentes que se encontraban en este hermoso lugar, la más impactante fue la Fuente Central que, como su nombre lo indica, se encontraba justamente en el centro de la Alameda. Desayunamos unos tacos de canasta que encontramos en un puesto y estuvieron absolutamente deliciosos pero a quien le gustaron más fue a Tommy Jay que los elogiaba a cada mordisco. Estuvimos más de cuatro horas en la Alameda y la estábamos pasando increíble pues estábamos en un ambiente súper armonioso y tranquilo. Regresamos al hotel a las cuatro con diez minutos y a las cuatro y media ya estábamos listos para encaminarnos hacia el auditorio en el cual nos encontrábamos a las cinco menos diez minutos.
- A Sam le diste el pase que te di ¿Verdad? - Pregunto Tom mientras entrabamos por la puerta trasera del Auditorio.
- No es como si yo lo fuera a usar. - Soltamos una risa por la ironía del asunto. - ¿Hay algún problema con eso?
- Oh, por supuesto que no. - Solté un suspiro aliviado y le sonreí para después tomar agua de una botella que Tommy me había regalado. - Creo que a Danny le gusta Sam. - Escupí el agua que había tomado pues la sorpresa me había invadido. Todos me voltearon a ver mientras Tom soltaba unas risas.
- Todo está bien. - Dije en medio de unos tosidos. - Tom, vayamos a ver el escenario. - Lo tome de la camisa y lo jale para que pudiéramos hablar.
- Hoy todo mundo tiene ansias de jalarme por la camisa. - Dijo una vez que lo solté y que estuvimos solos.
- ¡¿Cómo que a Danny le gusta Sam?! ¡¿Tan rápido?! Oh, mi dios.
- Tranquilízate. - Tom coloco sus manos en mis hombros e hizo la acción de inhalar y exhalar mientras yo lo imitaba. - No estoy completamente seguro pero, cuando la vio, sus pupilas se dilataron como a ti cuando ves a Dougie y viceversa. - Lo golpee en el estómago levemente. - Es enserio.
- Lo sé. - Ambos reímos y tomamos asiento en una de las butacas de primera fila y observamos el escenario. - Increíble, todo lo que ha pasado últimamente es increíble.

(* * *)

- Son maravillosos. - Murmuro Sam, justo ahora nos encontrábamos en el pie del escenario, yo estaba tomando fotografías de los chicos mientras Sam babeaba y coreaba sus canciones.
- Lo sé, no me canso de verlos. - Regrese mi vista a la mirilla de mi cámara mientras ajustaba el anillo de enfoque y tomaba una foto de Tom haciendo un solo. - Por cierto ¿Dónde dejaste tu maleta? - Pregunte a Sam a gritos. Este era el último concierto de los chicos en México y cuando terminara saldríamos al aeropuerto para ir a Cancún.
- En el camerino junto con las suyas. - Asentí y al escuchar que la última canción del set empezó a sonar rodeamos el escenario hasta poder subir al mismo pero en la parte trasera y solo subí yo para tomar fotos desde la plataforma donde estaba Harry. Tome las espaldas de los chicos junto con el mar de fans que estaban disfrutando el concierto. Tome algunas más de Harry desde distintos ángulos. En una toma, inclusive, me recosté sobre el piso. El concierto termino y los chicos se despidieron de sus fans mientras Sam y yo corríamos hacia los camerinos, llame al señor Velázquez por el radio y nos encontró en los mismos. Los chicos también ya estaban ahí y dos de ellos no traían playera.
- Wuo, wuo, wuo. - Dije yo cuando entre mientras daba media vuelta con las mejillas ruborizadas.
- Oh, vamos. - Sam me tomo del brazo y me halo hacia la habitación. - Los estarás viendo así en la playa, mejor démonos prisa. - Tomamos las maletas y los chicos ya traían un cambio nuevo de ropa sin rastro de sudor. El señor Velázquez nos ayudó con el equipaje. Nos subimos a la camioneta y ya nos encontrábamos en el aeropuerto después de media hora.
- Tommy, nos veremos en Venezuela. - Dijo Harry con una sonrisa, después le dio un abrazo al igual que el resto de nosotros a excepción de Sam quien solo se despidió estrechando su mano cordialmente.
- Por supuesto que sí, diviértanse.
- Lo haremos, definitivamente. - Después de que Danny dijo eso soltamos una risa y ellos entraron al aeropuerto mientras yo me quedaba un poco más para hablar con Tommy.
- ¿Vienes, Zoé? - Me pregunto Sam.
- Enseguida los alcanzo, no tardo. - Recibí como respuesta un asentimiento y después fue con los chicos.
- Tommy, no te había dado esto. - Le di la tarjeta de crédito pero él se negó aunque no se la acepte y en cambio, se la guarde en el bolsillo frontal de su camisa. - Tommy, yo me encargare de los gastos que tengamos allá, no la necesitaremos, ya compre los boletos a Venezuela.
- Pero esta tarjeta es para los gastos de los chicos y los tuyos.
- Pero esta vez me quiero encargar yo ¿Okay? - Me lanzo una mirada de reproche, no me gustaba hablar de gastos con las personas pues siempre habían conflictos. - Enserio, yo me encargo. Nos vemos en Venezuela, suerte con todo. - Le di un beso en la mejilla y entre rápidamente para alcanzar a los chicos y hacer la documentación requerida para poder volar pero a unos metros de unirme a ellos note como Sam colocaba un dedo entre sus labios en señal de pedirles que guardaran algo como un secreto, cosa que me pareció sospechosa.
- ¿Qué traman? - Dije furtivamente mientras sacaba de mi bolso el papel en el que venía impreso el comprobante de pago de los boletos, no espere su respuesta pues me acerque a uno de los módulos donde documentamos las maletas y donde nos dieron nuestros pases de abordar. Cenamos comida china y justo cuando salimos del pequeño restaurante escuchamos la llamada para abordar el avión pero el despegue se retrasó por más de una hora. Yo me senté con Sam, Tom con Harry y Danny con Dougie. Al cabo de dos horas nos encontrábamos aterrizando y fue necesario despertar a más de uno para que se abrocharan los cinturones.
Cuando por fin bajamos del avión, los chicos se encontraban sumamente adormilados al igual que nosotras pero los Monster que nos acabábamos de comprar nos ayudaron a estar un poco más vivas. Rentamos una camioneta para seis pasajeros, Sam fue la encargada de manejar y de llevarnos a la enorme casa en la que nos alojaríamos durante los próximos cinco días.
- Estoy muerta. - Dijo Sam al escuchar los ronquidos de los chicos en la parte trasera.
- Toma más Monster y aguanta unos minutos más, estamos a punto de llegar. - Tenía los ojos cerrados y mi mejilla recargada en mi rodilla que estaba sobre el asiento en ángulo y podía sentir como estaba cabeceando.
- Hey, se solidaria. - Sam movió bruscamente mi pierna haciendo que me sobresaltara y me sintiera más activa. - Odio que el vuelo se haya retrasado, son casi las tres y media y muero de sueño y ya quiero llegar.
- Pues ya llegamos, señorita-odio-todo-en-estos-momentos. - Dio vuelta a la derecha y me tuve que bajar de la camioneta para abrir el portón a la casa, cuando la camioneta se encontraba en su totalidad dentro, cerré el portón y me subí nuevamente. Había una especie de avenida pequeña que conectaba el portón con la cochera, el recorrido no duraba más de tres minutos. Sam estaciono el auto enfrente de la casa. Antes de bajar, me gire en mi asiento para ver la parte trasera donde los chicos estaban profundamente dormidos.
- Chicos. - Sacudí la pierna de Tom que se encontraba más cerca y después la de Danny quien estaba recargado sobre el hombro del primero. Ambos despertaron lentamente y después levantaron a Harry y a Dougie, cuando estaban más o menos conscientes les hable. - Hemos llegado, bienvenidos. - Les dije con una sonrisa y al mismo tiempo Sam, quien ya había bajado, abrió la puerta que estaba a un costado de Danny. Todos bajaron y observaron la casa sin muchos ánimos, se notaba que estaban adormilados aunque no lo suficiente pues cada quien bajo su maleta y nos ayudó a llevarlas en el interior. - Los guiare a sus habitaciones. - Habían cinco habitaciones aquí, cuatro tenían cama King size y una tenía dos camas matrimoniales que era en donde Sam y yo dormíamos cada que veníamos y esta ocasión no sería la excepción. Todas las habitaciones se encontraban en el mismo pasillo en el que había dos puertas a cada lado y una al final que era donde se encontraba la mía y la de Sam. Dougie y Harry dormirían en las habitaciones del costado izquierdo y Danny y Tom en las del derecho. Cada quien entro a su respectiva habitación y se encerró en la misma, no dudaba que más de uno se hubiera tirado a la cama sin siquiera ponerse su pijama. Sam y yo entramos a nuestra habitación y la ventaja de esta casa es que cada habitación tenía su propio baño completo y en la nuestra había dos. Era como un pequeño hotel pero mi padre construyo esta casa para viajar con la familia de Sam pues éramos y somos realmente cercanos, tal como una familia.
- Que recuerdos. - Murmuro Sam mientras perdía su vista a través de los grandes ventanales que cubrían la función de ventana y pared pero no se podía ver nada de afuera hacia dentro solo de dentro hacia afuera, como los cristales en las salas de interrogación policiacas, cada habitación tenia esta cualidad.
- Lo sé. - Saque de mi maleta mi pijama y mi neceser donde estaba mi desmaquillante, entre a mi baño, o al que yo solía usar y me cambie quitándome el maquillaje de paso. Cepille mis dientes y cuando salí me topé con Sam ya recostada en su cama.
- ¿Iras mañana? - Pregunto leyendo mi mente.
- Sí. ­- Mañana seria el día en el que enfrentaría uno de mis peores temores: el pasado.

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