El viaje de camino a casa duro
más o menos unos cuarenta y cinco minutos que transcurrieron en un silencio
extraño. Sam seguramente noto que me sentía cansada pues las pocas preguntas
que me hizo las respondí con palabras de una o dos sílabas. Llegamos al conocido
edificio donde se encontraba nuestro departamento y Sam fue quien pago pues a
estas alturas yo no traía nada de efectivo o, por lo menos, no libras. Bajamos
mi equipaje y nos dirigimos al lobby donde saludamos a Bobby.
- ¡Zoé! - Exclamo entusiasmado rodeando el pequeño vestíbulo para
darme un abrazo. - Muchos meses sin verte.
- Hola, Bobby. - Le di una palmadita en la espalda un poco incómoda
por su muestra de afecto, él jamás había hecho algo así. Me soltó y saludo
cortésmente a Sam con un gesto de la mano. Regreso detrás del vestíbulo y saco
unas llaves de un cajón.
- Toma Sam, la copia que me pediste. - Sam tomo las llaves y me
devolvió las originales, sonreí por primera vez desde que dejamos el aeropuerto
feliz porque esto estaba sucediendo. Nos despedimos de Bob y entramos al
elevador presionando el botón del décimo piso.
- ¿Te gusta? - Pregunte con una sonrisita que ella no regreso pues
su semblante se tornó nervioso.
- N… No. Él no me gusta. - Dijo con tartamudeos torpes.
- No me refería a alguien específico. - Enarque una ceja en su
dirección y sus mejillas se ruborizaron.
- Entonces ¿De qué hablabas?
- Del departamento, Londres. - Le lance una mirada acusadora. - ¿De quién hablabas tú? - No necesitaba
realmente una respuesta.
- De nadie. - Dirigió su mirada al suelo cuando sólo faltaban dos
pisos para llegar y yo solté una risita tonta.
- Oh, claro que te referías a alguien cuyo nombre empieza con “D” y
termina con “aniel”. - Llegamos por fin a nuestro pisó y cruzamos el
pasillo hasta llegar a la puerta de nuestro departamento. Metí la llave en el
cerrojo y cuando por fin quite el sufro y abrí la puerta, me sorprendí por el
delicioso olor de comida casera que inundaba el lugar.
- Prepare la cena antes de que llegara tu vuelo, espero te guste. -
Me dio un leve apretón en el hombro para después entrar al departamento y
dirigirse directamente a la cocina donde se colocó unos guantes y saco algo del
horno, algo que reconocí como Roast Beef.
- ¿Tú preparaste eso? - Pregunte estupefacta mientras cerraba la
puerta a mis espaldas y dejaba mis maletas a un lado.
- Sip, hay buenos programas de cocina en BBC o CBS. - Se hundió de
hombros casualmente mientras yo me recargaba en la mesada de la cocina.
- Te has adaptado muy bien y rápido. - Sonreí con suficiencia, Sam
saco dos copas de la alacena y después un vino tinto del refrigerador que
sirvió en ambas copas, me dio una y me deleite con el dulce y amargo olor. - ¿Cuándo llegaste? - Sam tomo un sorbo y
observo el reloj en la pared.
- Justamente... - Espero unos cuantos segundos para volver a
hablar. - Hace una semana.
- ¿Qué te parece el departamento?
- Es maravillo, aparte tiene una vista hermosa. - Eso debía
reconocerlo. Teníamos la vista completa de la ciudad y un poco a la distancia
se podía observar el Big Ben y más allá el London Eye y los atardeceres eran
simplemente maravillosos.
- ¿Te apetece cenar?
- Nada me gustaría más en estos momentos.
- Ohh... - Dijo con un poco de burla en la voz. - Yo sé quién te gustaría más en estos
momentos. - Reímos unos cuantos segundos mientras caminábamos a la mesa del
comedor que estaba ya puesta para nuestra cena, esta era la segunda vez que
usaba ese comedor. La primera había sido en Nochebuena con los chicos.
Tome asiento en uno de los dos
lugares dispuestos y Sam coloco un plato lleno de pasta frente a mí. Disfrute
su olor tan familiar.
- Como los viejos tiempos. - Murmure y después fije mi vista en el
platillo. Era un espagueti en salsa de tomate con champiñones, queso y crema
adornando la parte superior junto una hoja de olor que reconocí como albahaca.
Antes de poder hundir mi tenedor en el platillo, Sam levanto su copa enfrente
de mí.
- Por una nueva vida.
- Corregiré eso. - Dije antes de chocar nuestras copas. - Por un nuevo comienzo. - Nuestras copas
tintinearon al tener contacto entre ellas y tomamos un sorbo antes de engullir
la pasta, que por cierto estaba deliciosa.
La segunda ronda constó del
delicioso Roast Beef acompañado de arroz blanco con granos de elote y una
ensalada de lechuga con tomate y zanahorias, la ensalada tenía un aderezo de
miel que contrastaba de manera deliciosa con el resto del platillo.
- ¿Cómo van los vídeos? - Pregunto Sam una vez que habíamos comido,
devorado la cena. Ahora estábamos sentadas en la sala de estar, ambas estábamos
descalzas y teníamos los pies sobre el sofá en el que nos encontrábamos.
Comíamos helado de unos pequeños botes que eran individuales, yo de chocolate y
Sam de cookies and cream, ella no era realmente aficionada del helado de
chocolate.
- Quiero terminarlos antes del lunes. - Me hundí de hombros
restándole importancia aunque sabía perfectamente que no era así.
- ¿Te falta mucho?
- No realmente. Ya están editados los de «McFly On The Wall» según el guion
que me enviaron Dean y David. Ya está listo el documental de Sudamérica, la
mitad del de Norteamérica y solamente me falta el de Tokio.
- Lo terminarás antes, no te falta mucho.
- No contaría con eso. - Hundí mi cuchara en el helado y saque una
porción que sobrepasaba el tamaño de la cuchara pero no importo, lo lamí como
si fuera una paleta y fue mi turno de preguntar a Sam.
- ¿Y bien? - Enarque una ceja acusadora.
- ¿Qué? - Sam detuvo en seco la cuchara que iba a medio camino de
su boca.
- ¿Cuándo tendrás esa cita con Danny? - Enarque en esta ocasión
ambas cejas más de una vez mientras se dibujaba en mi rostro una sonrisa
picarona.
- Cállate, Zoé. - Dijo al final y me lanzo un cojín al rostro, solo
para esconder el rubor de sus mejillas. Le regrese el cojín y deje mí helado en
la mesita que estaba enfrente de nosotras. Mi copa de vino se encontraba llena
por segunda vez y di un sorbo antes de seguir hablando.
- Oh, vamos. Tuvieron que hablar de algo mientras Dougie y yo no
estábamos.
- Hablamos de cosas. - Se hundió de hombros, justo como yo había
hecho hace unos minutos.
- ¿De qué hablaron?
- De cosas.
- ¿Qué cosas?
- Más que nada del tour.
- Y...
- De que quiere invitarme a salir. - A estas alturas, Sam tenía el
rostro escondido entre sus manos y yo me había levantado sobre el sillón a dar
unos brinquitos tontos a su alrededor canturreando agudamente y varias veces "Lo sabía".
- ¡Basta! - Me tomo del tobillo haciendo que tropezará y cayera de
espaldas sobre el sofá, mi reacción fue un ataque de risa. - No es un gran asunto. - De alguna forma
u otra, logre incorporarme para quedar sentada.
- Oh, claro que es un gran asunto. - Sam torció los ojos. - ¡No me tuerzas los ojos! - Imite el tono
de voz que alguna vez mi madre o la suya nos hacían cuando torcíamos los ojos.
Ambas nos sonreímos de manera cómplice por unos cuantos segundos. Me acomode
nuevamente en el sillón dejando mis piernas cruzadas al estilo indio enfrente
de mí. - Pero enserio, Sam. Tú le gustas
a Danny. - Ella volteo a verme con la estupefacción pintada en los ojos.
- No puede ser posible, es decir, soy yo. - Se señaló así misma y
ahora le puse yo los ojos en blanco.
- Oh, pequeña inocente. - Acaricie su cabello un par de veces y
recordé la forma en la que Danny estaba al pendiente de ella todo el tiempo
cuando estuvimos en México. - Le gustas. -
Dije con toda la seguridad del mundo, aparte de que él me lo había dicho el día
siguiente a mi cumpleaños en la playa, cuando Sam y Dougie entraron a la casa a
arreglar el balón.
- No te creo. - Murmuro y sonreí burdamente.
- En ese caso, te darás cuenta muy pronto. - Le di unas palmadas en
el hombro. Y perdí mi vista en algún punto fuera de la ventana hasta que Sam
atrajo nuevamente mi atención.
- Y... ¿Cómo van las cosas con Doug? - Pregunto con la más pura de
las curiosidades.
- Supongo que bien. - Dije intentando no sonar muy entusiasmada
pero la sonrisa que se dibujó en mi rostro me delato completamente.
- ¿Sólo eso?
- Es complicado.
- ¿Por qué?
- Porque no hemos tenido mucho tiempo a solas como para disfrutar esto
del todo. - Tome el dije del collar que él me dio entre una de mis manos. - Estamos a una semana de cumplir dos meses
como "pareja oficial" y lo único que se siente diferente es que ahora
nos tomamos de las manos o besarnos sin ninguna clase de restricción a
excepción de ser descubiertos por los chicos.
- ¿Alguien ya los descubrió?
- Sólo Harry.
- ¿Enserio? - Asentí en respuesta y me sumergí en contarle como
Harry nos había descubierto.
FLASHBACK
Era sábado por la noche, muy
tarde a decir verdad pues era la una y media de la madrugada, pero eso no
importaba. Hoy era seis de julio, hace un mes Dougie me había pedido que fuera
su novia y él planeaba celebrarlo de una u otra manera pero esto tenía que ser
en un horario donde supiéramos que los chicos estaban dormidos.
Recibí un mensaje en mi celular
hace un par de horas que me indicaba que me arreglara para esta noche. Nos
encontrábamos en Estados Unidos, específicamente North Carolina donde no había
presentaciones de los chicos, era más una parada de descanso de un par de días
antes de llegar a Nueva York.
Al no saber que esperar, me vestí
con unos jeans pitillo que tenían varias partes rasgadas por todo el largo de
ambas piernas y eran negros. Unas botas que me llegaban justo debajo de la
rodilla y tenían un tacón medio-alto. Un tank-top mitad blanco y mitad negro
teniendo en la división una franja de encaje negro, encima una simple chaqueta
de cuero negro. Mis ojos iban con delineador en ambos párpados, sombra negra y
máscara del mismo color. Deje mi cabello suelto y me sobresalte cuando mi
celular vibro en mi bolsillo, era una llamada de él pero el corto antes de que
pudiera contestar. Me quede un tanto extrañada por eso pero no pude enfocarme
mucho en aquello, tenía que cepillarme los dientes. Al terminar, guarde en el
bolsillo de mi pantalón algo de dinero y mi celular. Revise la cajetilla de cigarros
que tenía sobre la cama y note que sólo había uno así que no valía la pena por
lo que deje la cajetilla en el mismo lugar. Unos cuantos minutos después unos
nudillos chocaron contra mi puerta. Me di un último vistazo en el espejo antes
de abrir y me sorprendí al encontrar a Dougie recargado en la pared.
- ¿Qué fue eso? - Pregunte con una pequeña sonrisita refiriéndome a
lo de la llamada.
- Te iba a llamar desde el lobby para decirte que te estaba esperando
pero, no sé... - Se hundió de hombros casualmente. - Siento que no puedo hacer eso contigo así que lo hago al modo antiguo.
- Al estilo de la vieja escuela ¿huh? - Le sonreí tiernamente para
después cerrar mi habitación y guardar la llave.
- Si, definitivamente lo vales. - Envolvió mis hombros con su brazo
derecho y beso mi sien izquierda, yo entrelace mi mano derecha con la suya y
caminamos así por todo el tramo hasta la salida.
- ¿A dónde me llevarás? - Pregunte cuando estábamos ya en la calle.
- Ya verás. - Me dijo con una sonrisa que no pude descifrar.
Caminamos una cuadra nos detuvimos repentinamente. - Aquí es. - Observe la puerta que señalo Doug, era un pequeño club
nocturno pero diferente al resto por el simple hecho de que no había música
electrónica resonando a través del sistema de audio, era Bon Jovi quien sonaba
con "Lost Highway".
- Lindo. - Dije con un asentimiento y una media sonrisa.
- ¿Entramos? - Volteo a verme y yo hice lo mismo.
- Estaba a punto de preguntar lo mismo. - Al pasar por la puerta,
tuvimos que pagar por nuestras entradas que constaron de dos brazaletes de un
color naranja chillón con el nombre "Saved Music" en él.
Caminamos alrededor buscando una
mesa donde sentarnos mientras yo cantaba acorde la canción.
- Hey hey! I finally found my way, say goodbye to yesterday. -
Dougie de unió a mí y canturreamos el coro juntos hasta que por fin encontramos
una mesa disponible. Una señorita se acercó a nuestra mesa y nos preguntó por
nuestra orden. Yo no me encontraba con ganas de tomar ni comer en esos momentos
así que sólo negué con mi cabeza mientras Dougie pedía una cerveza. Me perdí
viendo la pequeña pista de baile descubriendo un escenario al final donde había
una banda tocando la canción que hace unos segundos estaba cantando, creí que
era una pista y no una banda quien tocaba.
- Buena elección, Poynter. - Le dije un halago justo en el momento
en que comenzaban a tocar "Boulevard
of Broken Dreams" de Green Day.
- Todo para complacerla. - Beso mi mejilla y enrosco un brazo en mi
cintura atrayéndome más hacia él y susurrar en mi oído. - Sabía que te gustaría. - Le sonreí ampliamente para después
acariciar su cabello levemente y gesticular un "gracias". La señorita
le trajo su cerveza y note la coqueta forma en que movía sus pestañas en
dirección a mi novio quien la ignoro completamente pues perdió su vista en el
escenario. La señorita se marchó un tanto frustrada pero no sin antes lanzarme
un último vistazo.
- ¿Cómo encontraste este lugar? - Pregunte muy cerca de su oído
para que me pudiera escuchar. Él se volteó y le dio un sorbo a su cerveza,
después se acercó mucho a mí y quedamos a sólo milímetros pero esto era sólo
para que pudiera escuchar su explicación.
- Esta mañana salí a comprar un café en el Starbucks que está a la
vuelta y me dio curiosidad el nombre, entre y pregunte acerca del lugar,
entonces supe que te gustaría. - Movió una de sus manos a mi mejilla, donde
se había quedado un mechón rebelde de cabello, y lo acomodo detrás de mí oreja.
Su mirada se fijó en mis ojos y, eventualmente, sus labios acariciaron los míos
quedándonos así por unos minutos hasta que una familiar melodía sonó seguido de
un "I get up... And nothin' gets me
down!". Sonreí contra sus labios para después separarme de él.
- ¡Amo esa canción! - Dije con la emoción a flor de piel. - ¡Bailemos! - Tome su mano y lo lleve a
la pista de baile donde se había juntado aún más gente de la que había en un
principio. Todos ahí, o la mayoría, éramos almas de los ochenta encerradas en
cuerpos del nuevo milenio. Estaba cantando mientras Dougie y yo bailábamos sin
ritmo aparente.
- I ain't the worst that you've seen. - Murmuro Dougie a pocos
centímetros de mi rostro con una sonrisa pícara que me hizo soltar una risotada
boba. - Ah, can't you see what I mean?
- En la siguiente parte, que era el coro, todos brincábamos como David Lee Roth
cuando decían "Jump", o eso
intentábamos pues el espacio era reducido y aparte éramos un océano de gente
disfrutando de la misma canción, canción que marco más de una generación.
La noche se resumió a eso: buena
música, uno que otro baile, mucha plática y un par de besos hasta que nos
dieron las cuatro y cuarto decidiendo que era momento de regresar al hotel.
Cuando llegamos al pasillo donde
se encontraba nuestras habitaciones nos sorprendimos al encontrar a Harry
recargado casualmente contra la puerta de la habitación de Doug. Él y yo nos
soltamos inmediatamente de las manos pero la mirada que nos lanzamos entre
nosotros y que Harry nos lanzó también nos dijo que era demasiado tarde, ya lo
había descubierto.
- Buenas noches, tortolitos o ¿Debería decir "buenos días"?
- Como si hubiera estado ensayado, Dougie y yo bajamos la mirada al suelo al
mismo tiempo. - ¿Cuándo planeaba
decirnos?
- ¿Eres el único que sabe? - Pregunte consternada.
Por favor, que no les haya dicho.
- Si, hasta ahora. - Harry enarco una ceja juguetona, cambio de
posición cruzando sus brazos sobre el pecho y enfrentándonos.
- ¿Qué es lo que quieres? - Pregunto sabiendo que guardaría
silencio si le dábamos algo a cambio.
- Detalles, eso es todo lo que busco. - Dougie volteo a verme y yo
sólo me hundí de hombros.
- Ya lo sabe ¿Por qué no contarle como paso? - Ambos chicos
asintieron, Harry con un semblante alegre y Doug con uno apenado. - Pero debes prometer no decirle a nadie a
menos que ellos se enteren por su cuenta ¿Entendido? - Señale a Harry con
el dedo índice de manera amenazante y el sólo profirió un bajo "si"
seguido una serie de asentimientos rápidos y nerviosos. - Bien.
END OF FLASHBACK
- Que forma más boba de darse cuenta, creí que había sido toda una
historia. - Dijo Sam cuando le termine de contara
- ¿No te pareció una?
- La parte del club y eso es linda, fue todo un detalle de su parte.
- Sonreí ante el simple recuerdo.
- Si, lo fue.
- Oh, Zoé. - Dijo con cierta tristeza en su voz. - Se ven tan enamorados el uno del otro. -
Le agradecí con un leve asentimiento.
- ¿Qué es lo que te asusta, Sam? - Pregunte y note que la atrape
con la guardia baja.
- ¿De qué hablas?
- De que tú le gustas a Danny ¿Qué es a lo que le temes?
- No sé. - Su mirada se clavó en el suelo y nos quedamos en
silencio unos cuantos minutos.
- Ya se lo que necesitamos, Sam. - Chasque mis dedos en el aire
después de que aquella idea se plantará en mi cabeza.
- ¿Qué? - Sus ojos denotaban temor y curiosidad.
- Si vamos a tener un nuevo comienzo ¿Por qué no tener una nueva
apariencia?
- ¿Cirugía plástica? - Le lance un cojín y reí ante su respuesta.
- ¡No! - Me puse de pie de un sólo brinco poniéndome las zapatillas
deportivas sin preocuparme en amarrar los cordones. - Anda, vamos.
- ¿A dónde?
- Sólo vamos, anda.
- ¿No estas cansada?
- No después de esta plática ¡vamos! - Insistí al ver que no se
movía del asiento.
- Tengo miedo.
- Entenderás una vez que estemos ahí. - Coloque ambas manos en mis
caderas y le lance una mirada impaciente, ella solamente asintió una vez y
levanto sus manos en señal de rendición o paz. En lo que ella se colocaba los
zapatos, yo busque las llaves de mi auto en el cajón de mi oficina donde las
había guardado. De mí bolso tome sólo lo indispensable: cartera, celular y
llaves.
- ¿Lista?
- No sé para qué, pero supongo que sí. - Reí y salimos del
departamento.
Cuando llegamos al
estacionamiento y busque mi auto. Una vez que lo encontramos, nos montamos en
el e introduje la llave en el contacto pero cuando la gire para encenderlo no
hizo nada, ni un sólo sonido.
- Maldición. - Golpee el volante con el talón de mi mano y deje
caer mi peso sobre el asiento. - Tendremos
que pedir un taxi.
Regresamos al lobby.
- Bobby, tengo un problema con mi auto.
- ¿Qué le sucede?
- No enciende, ni siquiera hace un ruido. Sospecho que es la batería
pero no estoy segura ¿Podrías enviarlo al taller mañana?
- Por supuesto.
- Gracias. - Le dedique una sonrisa y le entregue las llaves.
Después salimos del edificio y pedimos un taxi. - A St. James Beauty Salon en la esquina de Strutton Ground y Great
Peter St. Por favor. - Le indique al conductor quien asintió con una amable
sonrisa.
- ¿A dónde iremos? - Pregunto Sam al no haber oído la dirección que
le di al conductor.
- Ya verás.
- Ugh, se te pegan las mañas de Poynter. - Ella torció los ojos
mientras yo reía por lo bajo.
Después de unos diez minutos,
llegamos al pequeño salón. Le pague al señor del taxi y le agradecí.
- ¿Un salón de belleza? - Asentí. - ¿Cómo lo conoces?
- Vicky me lo recomendó una vez hace un par de veces. - La mirada
que me lanzo denotaba intriga en ella. - Si,
Vicky la hermana de Danny.
- Oh. - Movió su cabeza incómodamente. - Y ¿Qué hacemos aquí?
- Bueno... - Me encogí de hombros. - Cambiaremos nuestra apariencia o, al menos, yo lo haré. Vamos. -
La tome de la muñeca y la arrastre al interior del lugar pero a sólo unos pasos
de tocar la puerta, ella me detuvo.
- Espera ¿Cortaras tu cabello? - Asentí. - Lo has dejado crecer por años y siempre lo quisiste así de largo.
- Es sólo cabello, volverá a crecer.
- Pero...
- Sam, algo que he aprendido es a no aferrarme a las cosas, con el
tiempo se irán o romperán así que ¿Que importa si le quito unos cuantos
centímetros? - Sam soltó mi brazo y note una mirada de lástima dirigida
hacia mí. - Bien podría raparme un lado
de la cabeza. - Su semblante cambio a uno atemorizado y negó varias veces
con la cabeza.
- Ugh, no. - Reí por la cara que había puesto. - Está bien, yo también lo haré.
- ¿Raparte un lado de la cabeza?
- Oh, no. Cambiare mi apariencia. - Con esa simple afirmación,
ambas entramos al lugar y fuimos recibidas por un hombre de apariencia y
actitud afeminada.
- Buenas tardes, queridas. - Nos saludó de esta forma que nos causó
un tanto de risa. - ¿En qué puedo
ayudarlas hoy?
- Bueno… buscamos cambiar nuestra apariencia.
- Oh, pasen por favor. Nos encargaremos de eso de inmediato. - Nos
guiño un ojo a ambas para que después él me tomara de la muñeca y una señorita
hizo lo mismo con Sam quien tenía el semblante lleno de preocupación así que
solo le gesticule “ellos saben lo que
hacen” sin estar muy segura de mis propias palabras.
(* * *)
Por fin había llegado el sábado. Apenas
eran las diez y media de la mañana y a medio día teníamos que estar en casa de
Tom. Salí de mi habitación usando solo mi pijama, me dirigí a la cocina y me
puse a preparar un café para mí y un té para Sam quien también salía de su habitación.
- Buenos días. - Saludo en medio de un bostezo.
- Hola. - Le tendí la taza con el té que había preparado agradeciéndome
con un asentimiento leve.
- Todavía no me acostumbro a esto. - Sam señalo su cabello.
- Se ve bien. - Sam se habida cortado el cabello a la altura de los
hombros, su flequillo estaba más largo así que decidió dejar su frente despejada.
Se lo tiño de color rubio con algunas luces castaño claro, se veía maravilloso.
Di un sorbo de mi café y observe
mi nuevo reflejo en el gran ventanal. Mi cabello estaba cortado casi a la
altura de mis hombros, la diferencia del de Sam era que el mío estaba como tres
dedos debajo de mis hombros y ahora tenía varias capas que hacían que las ondas
naturales que tenía lo alborotaran más, algo que me había fascinado. Estaba
teñido completamente de negro y el flequillo seguía igual. Mi cabello, ahora
negro, hacia un contraste un tanto gótico con la tez de mi piel que era pálida,
un poco de labial rojo y podría hacerme pasar como una chica gótica o incluso
una vampiresa.
- ¿Terminaste ya los videos? - Pregunto repentinamente Sam.
- Sip, ayer por la noche los termine todos. Oh, y por cierto… - Dije
con un tono de voz acusador. - Gracias
por lo que hiciste con mi armario.
- Que bueno que te gusto.
- ¿Por qué tanta ropa “formal”? - Marque las comillas con mi mano
libre.
- Bueno, según lo que me dijiste de que tenías una reunión con Charles se
me ocurrió que no te haría daño verte un poco más formal ese día.
- No lo había pensado así, gracias - Esta vez lo dije con toda la
sinceridad posible.
Para desayunar algo sencillo,
corte unas cuantas manzanas y mangos para servirlos después en un par de
platos. Tome del refrigerador un poco de ensalada de frutas que había sobrado
el día de ayer y la serví en raciones iguales con un poco de yogurt. Le tendí su
plato a Sam y yo comencé a comer mi ración.
- El lunes comenzare a buscar trabajo. - Dijo Sam entre bocado y
bocado.
- ¿Cómo psicóloga?
- No creo que esa sea realmente mi profesión. - Se hundió de
hombros y perdió su vista en algún punto fuera de la ventana. - Tal vez en un restaurante o cafetería.
- Eres buena cocinando. - Agregue. - Ya que lo mencionas, hay una pequeña cafetería de estilo vintage a unas
cuantas calles del edificio donde yo trabajo, tal vez puedan contratarte ahí.
- Daré un vistazo el lunes. Gracias. - Terminamos de digerir
nuestro desayuno y ambas concordamos con que era de hora de arreglarnos para ir
a casa de Tom. Cada una fue a su habitación y al cabo de media hora yo ya
estaba lista. El clima se veía agradable y con atisbos de que no haría tanto
frio así que opte por usar unos shorts de mezclilla deshilachado encima de unas
medias negras. En la parte superior me puse una blusa o túnica holgada blanca
de algodón con manga a tres cuartos y escote en forma de “v” con tres botones
justo terminando el escote. Use unas botas de estilo combate militar negras y
una bufanda que enrosque en forma de círculo alrededor de mi cuello. Mis
accesorios constaron de un anillo de ónix negro en la mano derecha, dedo medio
y un reloj junto con dos brazaletes negros en el brazo izquierdo. Mi maquillaje
fue el usual: Delineador, sombra y mascará de color negro. Cabello suelto y por
último, aquel collar que me había regalado él.
Opte por no llevar un bolso así que solo cogí mi cartera, cigarrillos y celular
del bolso guardándolos en uno de los bolsillos de mis shorts. Tome mis lentes
Ray-Ban de la mesita de noche colocándomelos mientras salía de la habitación
hacia la sala a esperar a Sam quien todavía no salía de su habitación.
Me tire en el sofá revisando unas
cuantas cosas en mi celular hasta que Sam salió de su habitación directamente a
la cocina. Se vistió con un sencillo vestido blanco a la rodilla con un cárdigan
color coñac cobre sus hombros, sus flats eran del mismo tono y el único accesorio
que uso era un delicado cinturón que rodeaba su cintura uno o dos tonos más
claro que el cárdigan. Casi no uso maquillaje a excepción de la mascará y un
poco de brillo labial transparente, su cabello estaba arreglado cuidadosamente
en ondas californianas. Envidiaba la forma en la que ella podía vestirse de
cualquier forma y verse como la chica más femenina del mundo.
- ¿Ya nos vamos? - Pregunto ella una vez que saco del refrigerador el
postre que había preparado la noche anterior para llevarlo a la casa de Tom,
era un pie de limón helado, una de sus muchas especialidades. Observe el reloj
de mi muñeca indicando que faltaban unos cuantos minutos para medio día. Me
puse de pie y asentí en su dirección y después hacia la puerta colocándome nuevamente
los lentes. Salí del departamento seguida de Sam quien se encargó de cerrar la
puerta con seguro.
Cuando llegamos a la salida del
edificio, tuvimos la suerte de encontrar un taxi casi de inmediato, le dimos
solamente la dirección de la calle donde vivía Tom y nos dejó una cuadra más allá
de la casa. Caminamos platicando de los planes que teníamos para mañana pero
omití un gran e importante detalle de algo que tenía que hacer hoy.
Al cabo de menos de cinco minutos
ya nos encontrábamos en el pórtico de la casa de Tom tocando el timbre.
Dougie’s POV
Nos encontrábamos ya casi todos
sentados en la sala de estar de Tom, se habían unido a nosotros Vicky, el
hermano de Giovanna: Mario y su novia Lucy, solamente faltaban Zoé y Sam pero
no dudaba que llegaran en unos cuantos minutos. Ayude a Giovanna en la cocina
lavando algunos platos y sacando unos cuantos vasos para servir el clericot que
había preparado.
- ¿Qué está pasando, Dougie? - Me lanzo una mirada intrigada justo en
el momento en que puse el último vaso sobre la mesada.
- No sé de qué hablas. - Respondí fingiendo inocencia.
- Has estado mucho más sonriente desde que regresaron del tour. - Se quedó
en silencio al igual que yo. - Me
pregunto si… tendrá algo que ver con Zoé. - No pude esconder la sonrisa que
se formaba en mi labios por la sola mención de su nombre, eso me delato.
- No es mi asunto contar lo que pase o no entre ella y yo. - Fue lo único
que dije y justo antes de que Giovanna pudiera decir algo, sonó el timbre
indicando que alguien había llegado. - Yo
iré. - Me ofrecí al tener cierta idea de quien podría ser. Cuando pase por
la sala de estar note la intención de Tom de ponerse de pie pero lo detuve. - Yo abro. - Él asintió un tanto extrañado
pero no tuvo algún problema. Camine hacia la puerta y sin asomarme a la mirilla
la abrí sorprendiéndome con lo que encontré.
Eran Sam y Zoé pero con el
cabello diferente.
Diferente en un buen sentido.
Ambas se veían radiantes.
Ella se veía…
- Wow. - Exclame al no saber que más decir. - Se ven muy bien. - Sam me dedico una leve sonrisa y asentimiento en
forma de agradecimiento, ella me
quito el aliento con la brillante sonrisa que se formó en sus labios. - Uh, pasen. - Sam entro antes que Zoé
quien me saludo con un dulce beso en los labios, algo que me sorprendió a mí y
a quien asomo su cabeza desde la sala de estar para averiguar la identidad de
nuestros visitantes, ese alguien era Tom. Zoé solo sonrío y escondió su rostro
en mi pecho. Cerré la puerta a mis espaldas y rodee la cintura de Zoé con un
brazo, Tom solo nos veía anonadados y por fin ella decidió enderezarse y
enfrentar a Tom.
- Uhm… Oficialmente, Doug y yo estamos saliendo. - Dio con las
mejillas completamente ruborizadas, rubor que se intensifico cuando todos los
que estaban en la sala salieron y nos vieron con los semblantes más extraños
pero sonrientes de este planeta.
- ¡Por fin! - Grito Danny levantando un puño en señal de victoria
haciendo que todos soltáramos unas risas. Giovanna, Izzy y Carrie se acercaron
a Zoé para felicitarla y saludarla con un abrazo mientras Danny y Tom venían a mí
con unas sonrisas amplias y brillantes mientras Vicky, Mario y Lucy se quedaron
un tanto auxiliados al no saber por qué tanto festejo por nuestra relación.
- Oh, vamos. - Comenzó a hablar Zoé. - No es como si anunciáramos que vamos a casarnos.
- No por ahora. - Respondí con una mueca juguetona que ella contestó
con un leve golpe en el hombro y el resto solo rio de manera incomoda.
- ¿Quién es ella? - Pregunto Giovanna señalando a Sam.
- Oh, ella es Sam… - Ella se acercó a nosotros con una sonrisita
nerviosa. - Sam, te presento a Giovanna,
Izzy, Carrie y Vicky. Chicas, ella es mi mejor amiga Sam. - Se estrecharon
las manos y Sam le entrego a Giovanna lo que tenía en las manos.
- Es un pie de limón, espero les agrade.
- Lo guardare en el refrigerador pero no puedo esperar por probarlo. - Giovanna
le lanzo un guiño y después se dirigió nuevamente a la cocina.
- Ustedes no pierden el tiempo. - El tono de voz de Tom era bromista.
- Oh, no. Por supuesto que no. - Acordó Harry con un poco de ironía ganándose
una mirada asesina de Zoé.
- ¿Desde cuándo están saliendo ustedes dos? - Pregunto Danny al no
captar mucho a que se refería Harry con ese tono.
- Uhm… Desde México. - La respuesta de Zoé sonó mas como pregunta y
todos a nuestro alrededor, o aquellos que entendían todo el drama detrás de
nuestra relación, abrieron los ojos como platos y sonrieron.
- Definitivamente, mandaste al demonio el asunto de las fotos. - Dijo
Tom con orgullo, Zoé se hundió de hombros para después responder.
- ¿Qué puedo decir? Alguien me
aconsejo que hiciera eso. - Después de eso, varios regresaron a la sala a excepción
de Mario y Lucy.
- Mario, Lucy, quisiera presentarles a mi novia. - Estaba orgulloso
de poder presentarla finalmente así, sin reservas y sin la necesidad de
esconderlo, no más.
- Es todo un placer, mi nombre es Mario Falcone y ella es Lucy
Mecklenburgh. - Ambos estiraron sus manos hacia Zoé y ella las apretujo con
un semblante extrañado por el apellido de Lucy.
- Solo Lucy. - Dijo ella cuando estrecharon manos.
- Zoé Miller, el placer es mío.
- Son el hermano y la cuñada de Giovanna. - Le explique cuando
fuimos caminando hacia la sala de estar, ella solo asintió. - ¿Cómo te sientes?
- A decir verdad, bien. Como si hubiera un peso menos sobre mis
hombros. - Entendí de inmediato a que se refería pues yo me sentía de la
misma manera. Bese su sien justo cuando ella entrelazo su mano con la mía.
Cuando entramos a la sala de estar
tomamos asiento en el único sofá disponible pero era individual.
- Tendrás que sentarte en mis piernas. - Le susurre al oído haciendo
que ella me diera una palmadita en el pecho.
- Tendrás que sentarte en el suelo. - Le hice un puchero bastante
notable y pude sentir más de una mirada observar nuestra pequeña conversación.
- Está bien, está bien. - Respondió después de unos cuantos segundos
poniendo sus ojos en blanco. Le sonreí para después besar su mejilla y tomar
asiento en el sillón pero me acomode de forma que lo único que estuviera sobre
mi fueran las piernas de Zoé sobre las mías. Cuando ella se acomodó, rodea si
cintura con mi brazo derecho y su mano se entrelazo con la mía.
Giovanna entro a la sala con una
jarra llena de clericot y Sam venía detrás de ella con una bandeja llena de
vasos. Entre ellas dos llenaron y distribuyeron los vasos entre nosotros.
- Está delicioso. - Dijo alguien en algún punto de la habitación y
todos asentimos dándole la razón a ese alguien.
Zoé’s POV
Pasaron unas cuantas horas, podía
decir con seguridad que mínimo habían sido cuatro. Habíamos platicado de
algunas que cosas que pasaron en el tour y una que otra broma que los chicos se
gastaron entre ellos y que yo le gaste a Tom en alguna ocasión. Comimos el pie que
Sam había preparado y todos la elogiaron por el delicioso sabor que tenía. Observe
el reloj en mi muñeca, todavía estaba acomodada en el mismo sofá que Dougie solo
que habíamos cambiado de posición.
- Dougie. - Susurre para poder llamar su atención que logre de
inmediato.
- ¿Qué pasa?
- Tengo que ir al aeropuerto. - Él asintió entendiendo por qué tenía
que ir a aquel lugar.
- ¿Por qué tienes que ir al aeropuerto? - Pregunto Daniel, parece que
no susurre lo suficientemente bajo. - ¿Irás
a algún lado?
- Nope.
- ¿Entonces?
- Recogeré a alguien.
- ¿A quién? - Esta vez fue Sam quien pregunto. Inhale profundamente
notando el nudo que se había formado en mi garganta. Doug apretó mi muñeca dándome
el aliento y apoyo que tanto necesitaba.
- A mi hermano.
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Chaaaaaaaaaaaaaaaaan. ¿Qué pasará ahora? x) Descúbranlo en la próxima emisión (?) Okay, no.
Uhmmm... Espero les haya gustado a las pocas que sigan leyendo y enserio les agradezco que lo sigan haciendo y a aquellas que dejan comentarios hermosos ¡Gracias! Intentare subir mas seguido, últimamente ando inspirada así que eso es una buena señal y, a parte, en una semana salgo de vacaciones lo que significa mas tiempo para escribir.
Nuevamente ¡Gracias por leer!
Atte: Zoé <3